Fernando Flores Morador
Las Raíces Arcáicas de Occidente
Fernando Flores Morador nació en 1950 en Montevideo, Uruguay. Es docente en Historia de las Ideas y Director de Estudios del Departamento de Ciencias Culturales en la Universidad de Lund en Suecia. Es Director del Semanario Latinoamericano de Filosofía e Historia de las Ideas en la misma Universidad.
Las investigaciones y publicaciones del Profesor Flores están conectadas principalmente con los problemas cognitivos y ontológicos que se derivan del encuentro de las culturas. Desde 1993 ha hecho diez y ocho publicaciones en español, inglés y sueco. Su libro, “TIERRA FIRME ANTICIPADA , Las raíces arcaicas de Occidente”, está próximo a aparecer en español. Este libro fue originalmente escrito en sueco en diciembre de 2001 y es su tesis de doctorado. En la actualidad es un texto que se utiliza en la enseñanza. La nacionalidad, experiencia y publicaciones del profesor Flores son muy importantes para hablar con él sobre el tema de escribir y publicar en el centro y en la periferia de la ciencia.
Yo comencé a conocer a Fernando en septiembre de 1996 cuando ingresé a la Red de Humanistas Latinoamericanos, RHLA que él creó. Es decir que toda nuestra relación nació y se ha desarrollado en un espacio virtual. A la fecha en la RHLA hay conmigo 100 suscriptores.
Ligia Parra-Esteban ¿Fernando, puedes describir tu proceso de escribir?
Fernando Flores Morador. Yo parto siempre de una problemática que me preocupa y sobre la cual siento que puedo hacer algún aporte. Generalmente es éste un proceso arduo y trabajoso. A veces surge la certeza de lograr un producto original. En ese caso continúo, de lo contrario abandono el trabajo. Desgraciadamente me he visto obligado a escribir por razones laborales y eso obliga a escribir cosas poco interesantes. Creo que uno puede dar solo un número determinado de frutos y que le máximo no es siempre posible.
Ligia Parra-Esteban. ¿La problemática que te ha preocupado y te preocupa ha sido mundial, latinoamericana o local?
Fernando Flores Morador. Creo que en ese sentido soy un típico latinoamericano. Me siento ciudadano del mundo. Eso sí, me interesa mucho la cultura latinoamericana, su lugar en el mundo, su originalidad y sus problemas. No soy "latinoamericanista, en el sentido de reducir mi filosofía a una perspectiva cultural regionalista. Soy un poco modernista en el sentido de que no creo en ninguna verdad positivista absoluta, ni siquiera en el llamado de una clase, una raza, o una cultura. Pero soy de alguna manera un positivista en el sentido de que creo que es posible encontrar explicaciones racionales y salidas pragmáticas a cualquier clase de problema. Soy extremadamente sensible a las "ideologías" a las que rechazo. De allí que no me guste "alinearme" ya sea como un "marxista", "filosofo analítico", "deconstruccionista", "filósofo de la liberación. Todas estas posturas terminan antes o después siendo "ideologías" en el sentido de convertirse en "posturas" políticas y éticas que terminan con la apertura al cambio, a la autocrítica.
Ligia Parra-Esteban. ¿Has sentido la presión del eslogan, Publish or Perish?
Fernando Flores Morador. Si, de alguna manera es la ley de la vida académica. También es cierto que al obligarse a escribir surgen ideas y temas imprevistos que luego resultan más importantes de lo esperado.
Ligia Parra-Esteban. Pero es cierto que hay una vida académica en Suecia que tiene, o puede tener, leyes, reglas o formas de comportamiento diferentes.
Fernando Flores Morador. No lo sé, como todo medio académico, la carrera se basa en los méritos como investigador. Los méritos pedagógicos y administrativos vienen en segundo lugar.
Como en cualquier otra parte los contactos son muy importantes. Este es el problema mas grave con el que un inmigrante tiene que vérselas. No hay contactos a los que volcarse. Todo lleva más tiempo y cuesta más trabajo.
El positivismo es muy fuerte en Suecia, y no son concientes de las consecuencias ideológico-políticas que esto implica. Los suecos son ingenuamente primermundistas y claramente pro-anglosajones. De alguna manera la academia sueca vive todavía en el glamour de la ciencia del Siglo de las Luces.
Ligia Parra Esteban. ¿Has escrito sobre el tema de escribir?
Fernando Flores Morador. Si, tengo escrito un trabajo sobre el texto filosófico-histórico como género literario que creo que es bastante original. Es un texto que se publicó en Noruega hace unos años y que lamentablemente no ha circulado entre aquellos que trabajan en el tema. Estuve estudiando las características del llamado "diálogo filosófico" al que considero agotado. Estas conclusiones me llevaron a pensar su continuidad en la idea de un "contra-diálogo filosófico", una especie de ironía del diálogo, una especie de diálogo conciente de sus propias limitaciones.
Transcribo las primeras palabras del trabajo mencionado:
Su título es: El Contra-diálogo y una tipología del texto filosófico literario (1997)
"Se podría decir que la aplastante mayoría de los textos elaborados por el hombre son no-literarios, sin que por esa razón puedan ser considerados filosóficos. Pero ante una afirmación como ésta, nos enfrentamos con el problema de definir qué es lo que entendemos como texto. Ante esta dificultad y dada la brevedad de este ensayo, hemos dejado de lado este problema, para tratar de precisar límites menos ambiciosos. En ttérminos generales y a manera de un mínimo esclarecimiento, podemos decir que para nosotros hay solo dos tipos de textos, el literario y el filosófico (o científico), aspectos de la comunicación que como dos caras de una moneda son incompatibles pero se complementan.
No entraremos entonces a discutir por ejemplo, qué clase de texto es una receta de cocina, o la orden del médico. No discutiremos tampoco, cuál es el status teórico de la epístola amorosa, las anotaciones de una partida de Truco o la cuenta de la luz con sus variantes a) último día de pago; b) le recordamos que el último día de pago fue; y c) su cuenta fue remitida a las autoridades competentes. Digamos que en general, no creemos que este tipo de texto a los que podríamos llamar efímeros, se diferencien fundamentalmente en lo que a su carácter filosófico literario se refiere de otros textos más extensos."
Ligia Parra Esteban. Fernando, yo veo cualquier texto científico en cualquier disciplina científica de hoy, ubicado en un continuo entre textos para especialistas y textos para no especialistas. Pero veo también que una aceptación clara de la interdisciplinaridad en el mundo científico moderno hace casi imposible cualquier intento de clasificación de los textos científicos. ¿Cómo enseñar a escribir textos científicos en semejante complejidad?
Fernando Flores Morador. Creo que tu pregunta tiene una gran actualidad y vale para todos los países y culturas. Yo creo que hay una sola solución y es la del fortalecimiento del papel que las ciencias humanas juegan en el conjunto de las ciencias. Las ciencias humanas o “ciencias del contexto” como prefiero llamarlas, son las ciencias que permiten la autorreflexión de toda otra ciencia, son la conciencia de la ciencia en general. El desarrollo positivista ha empujado a las ciencias naturales y sociales a un callejón de aislamiento y falta de perspectiva. Paralelamente se reduce la educación en historia, filosofía y materias básicas puras a las que se considera superfluas para una sociedad cada vez más tecnificada. Creo que el gran problema radica en que o bien no se cultivan las ciencias del contexto, o bien se deja a otros (léase las grandes metrópolis) cultivar las ciencias del contexto que nosotros consumimos.
Ligia Parra Esteban. Fernando, ¿por qué escribiste sobre la libertad?
Fernando Flores Morador. Me interesó investigar cómo fue que el concepto de “libertad” cambia en función de la relación con los pueblos del Nuevo Mundo. Comprobamos que con este contacto, nace también la antropología moderna, es decir la teoría sobre el lugar que los pueblos “bárbaros” en general y los del Nuevo Mundo en particular, ocupan en una clasificación que coloca a la cultura europea al tope de la escala de valores.
A través de un complejo tejido comunicativo, la cultura europea fue directamente influida por las culturas americanas, mientras que ésta simultáneamente sufre una influencia indirecta, a través de la idea – en buena medida falsa – que Europa se forma de estas culturas. Es aquí donde encontramos el origen de algunos de los conceptos más influyentes en la historia contemporánea de Europa. Nos referimos a conceptos como los de “libertad sexual” “propiedad colectiva”, “comunismo” y sobre todo a la noción de “libertad” entendida como “indisciplina”. Nos dedicamos también al estudio de la influencia de América sobre el Renacimiento.
Ligia Parra Esteban. ¿Hay alguna relación en la temática de tu libro, SIETE ENSAYOS SOBRE LA LIBERTAD Y el próximo a aparecer TIERRA FIRME ANTICIPADA.
Fernando Flores Morador. Siete ensayos sobre la libertad significó el esfuerzo de estudiar una serie de dimensiones libertarias normalmente olvidadas. Estos ensayos fueron escritos en 1995 y pueden de alguna manera verse como una preparación de Tierra firme anticipada. La obra fue una reacción antropológica e histórica a la simplificación dominante del discurso moderno que reduce la temática libertaria al liberalismo económico y político. En Tierra firme el proyecto es mucho más ambicioso y en esta obra las siete dimensiones libertarias aparecen ahora históricamente articuladas en una teoría de la sociedad y de la historia.
Ligia Parra Esteban. Tierra firme anticipada es claramente una metáfora. ¿Por favor la puedes explicar?
Fernando Flores Morador. La noción de “anticipación” en historia tiene que ver con la teoría (defendida en la obra) según la cual la comunicación entre las culturas trasciende la esfera de lo verbal y tiene una base ontológica. El título juega con el doble sentido que se puede dar a palabras como “probable”, “posible” y “supuesta” que suponen una “anticipación” a un resultado: “Tierra firme supuesta o posible o probable”.
El gran tema punto de partida de mi teoría del conocimiento es el estudio de algunos casos concretos: por ejemplo los motivos que posibilitaron el viaje de Colón, hecho que estudio en detalle siguiendo los razonamientos de Bartolomé de las Casas. También, las reflexiones que durante el siglo XVI se hacen en torno al carácter continental de América y en torno a la redondez de la Tierra.
Ligia Parra Esteban. Fernando, es importante para mi que nos digas como se puede comprar tu libro, Siete Ensayos sobre la Libertad, desde fuera de Suecia. En Andinoamérica, hasta donde yo sé, no tenemos un sistema de venta de nuestros libros y es vital que tratemos de cambiar esa situación. En el caso de tu libro, un amigo mío se llevó de mi escritorio un ejemplar que yo tenía, diciéndome que deseaba leerlo y hasta el sol de hoy. Nunca me lo devolvió. Me ha dicho que ya no lo tiene porque un amigo suyo lo está leyendo
Fernando Flores Morador. Ese libro está agotado. No se si hoy día sería interesante reeditarlo y en ese caso quién querría hacerlo. Yo tengo un solo ejemplar y los originales, sino te lo mandaba. En ese sentido pienso que la fundación Voc podría dedicarse a la publicación electrónica en el formato e-libro. Es cierto que eso lo podríamos hacer aquí en Suecia pero una editorial supone una estructura en el idioma materno de la que aquí carecemos
Ligia Parra Esteban. Exploraré en la Fundación Voc la idea de que tengamos una publicación electrónica de libros y les contaré. Volviendo a nuestro tema, ¿qué significa para ti comunicación ontológica?
Fernando Flores Morador. Para empezar te resumo lo que entiendo por onto-lógica. Se ha hecho evidente después de Husserl, Heidegger y Merleau Ponty que Hegel tenía razón, y que hay una “lógica” de Ser y del Devenir. En mi Tierra Firme y en mi segundo libro (salido 2004 y que no está en español y cuyo título en español podría ser “Ontología e Historia “) se estudia esta realidad en detalle en el marco de una teoría de la sociedad y de la historia. A los efectos de simplificar te diré que la relación “llave-llavero” es semántica, mientras que la relación “llave-cerradura-puerta” es ontológica. El estudio de las relaciones ontológicas así entendidas, nos lleva a comprender las estructuras necesarias del mundo cotidiano y de éstas se nos permite pasar a una antropología de la Cultura. Sabiendo que existe una relación ontológica necesaria entre las ideas de “llave”, “cerradura” y “puerta” no necesitamos conocer el lenguaje de una cultura extraña, para comprender que esa relación habrá de existir también en ella. Si caminando por la playa de una costa recién descubierta encontramos una “llave” (es decir reconocemos la función-llave en un objeto) sabremos que los habitantes de esa costa comparten nuestra ontología, es decir tienen “dos manos”, etc. El carácter necesario de la ontología y su valor apodíctico puede ejemplificarse en infinidad de “lugares comunes” de las ciencias naturales. Por ejemplo, en el hecho de que no exista “la rueda” entre las extremidades de los animales terrestres y que sea imposible a las aves volar con “hélices”. Decimos que dada la anatomía de los seres vivos, las soluciones puramente mecánicas son “ontológicamente” imposibles.
Bogotá Octubre 18 de 2004